A veces, los chicos estudian solo «para la prueba». Y vale preguntarse si sus estrategias de conocimiento centradas en esa instancia no serán una respuesta al estilo de trabajo del docente. ¿Podemos quitar «la prueba» del centro de la clase para poner el foco en toda la riqueza del proceso de enseñanza-aprendizaje? Una revisión de nuestras prácticas en esta nota.
Por Graciela Valle De Vita
Mercedes le pidió ayuda a su mamá para estudiar Naturales.
—Bueno, déjame que te explique cómo se fabrican esos materiales…
—No, no, mejor no— interrumpe Mercedes—, es que eso seguro que no nos va a preguntar.
Los docentes sabemos que, muchas veces, los chicos y chicas estudian pensando en «la prueba»: en esos casos, deciden qué estudiar y cómo en función de los temas del examen y del conocimiento que ellos mismos tienen acerca de «cómo son las pruebas» que suele tomar ese docente. Desde el punto de vista de los estudiantes, se trata del desarrollo de una estrategia que les permite cumplir con éxito un requisito del sistema educativo formal: aprobar los exámenes. ¿Es que a Mercedes no le interesa saber nada más que «lo que le van a tomar»? No necesariamente, pero su prioridad es aprobar. ¿Quién podría culparla?
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