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domingo, 19 de junio de 2011

ES UN LIBRO

Los docentes tendrán que aprobar un año de prácticas para conseguir una plaza en la pública

La fase de prácticas será realmente una parte decisiva de las oposiciones para conseguir una plaza de profesor en la escuela pública. Así lo establece el borrador del real decreto para el nuevo sistema de acceso a las plazas de profesor funcionario que ayer presentó el Ministerio de Educación a los sindicatos. De ese modo, con el nuevo sistema, los aspirantes no conseguirán la plaza hasta que, después de superar los exámenes de la oposición (más o menos los que existen ahora mismo), aprueben también una fase de prácticas de un curso completo en un colegio o instituto. Pincha aquí para seguir leyendo. Este enlace te informa de las novedades en el próximo concurso oposición. "Adiós a la bolita de la oposición"

domingo, 5 de junio de 2011

EL EJERCICIO MENTAL QUE DE VERDAD AUMENTA LA INTELIGENCIA

Ni sudokus ni música de Mozart, investigadores aseguran que la práctica del «n-back» 20 minutos al día es la mejor manera de mejorar nuestra capacidad de razonamiento

Ni autodefinidos, ni sudokus, ni música de Mozart ni lo último en complicados juegos electrónicos. La mejor manera de entrenar nuestro cerebro para aumentar realmente nuestra inteligencia es un pequeño ejercicio llamado «entrenamiento n-back», según concluye un estudio de la Universidad de Michigan (EE.UU.). Básicamente, la tarea consiste en recordar las posiciones de una figura que se mueve de forma cíclica en una pantalla, y los investigadores aseguran que su práctica 20 minutos diarios durante 20 días mejora los resultados en una prueba de inteligencia. Al parecer, aumenta la capacidad de razonar y de resolver nuevos problemas, una mejoría que se prolonga al menos durante tres meses.
Las bondades de este entrenamiento mental fueron presentadas en la Asociación para la Ciencia Psicológica en Washington por uno de los responsables de la investigación, el psicólogo John Jonides, que colaboró con colegas de las universidades de Berna y Taipei. Los investigadores probaron el «entrenamiento n-back» con 200 niños y jóvenes.
Este ejercicio mental utiliza una función del cerebro conocida como memoria de trabajo, la capacidad de retener la información de forma activa a pesar de que se produzcan distracciones o interferencias en una tarea. Hace poco, otro grupo de investigadores sugirió la relación de este tipo de memoria con los numerosos olvidos que sufren las personas mayores cuando, por ejemplo, son incapaces de recordar qué estaban haciendo si, por cualquier causa, son interrumpidos o se les propone otra tarea.

Cuanto más entrenamiento, mejor

El ejercicio resulta algo desquiciante y requiere un poco de paciencia según aumentan sus grados de complicación. En una pantalla aparece y desaparece una figura. Tras aparecer de nuevo, el individuo debe señalar si sigue donde estaba y, si ha cambiado, memorizar la nueva posición, para así continuar con el próximo ciclo. La dificultad aumenta cuantos más ciclos tiene que recordar el jugador. «Cuando más entrenamiento tengan las personas con el n-back, mayor es la mejoría de la inteligencia fluida», asegura Jonides.
Los nuevos estudios también incluyen pruebas con niños que muestran el mismo tipo de efecto del entrenamiento con el uso de versiones de n-track en videojuegos. Jonides y sus colegas también llevaron a cabo estudios de imagen neural con adultos para mostrar la forma en que el entrenamiento afectaba la actividad cerebral. «Después del entrenamiento las personas mostraron una reducción del volumen del flujo de sangre en las regiones cerebrales activas cuando practicaban en n-back. Y tuvieron incrementos en el volumen del flujo de sangre hacia esas mismas regiones cuando no estaban realizando las tareas».
 En caso de que te apetezca probar este nuevo estilo de ejercicios mentales puedes pulsar aquí

sábado, 4 de junio de 2011

SÍNDROME DE HIPERACTIVIDAD (TDAH)

Es uno de los problemas psiquiátricos más frecuentes en los niños en edad escolar aunque también es común en la adolescencia. Entre un 5% y 6% de los niños sufren esta alteración neurológica que se caracteriza por la falta de atención, el exceso de impulsividad o actividad o alguna combinación de estos factores.
Son niños (afecta a cuatro varones por cada niña) que, literalmente, no paran quietos, que casi nunca acaban lo que empiezan, nerviosos e insensibles a los castigos. Todo ello les conduce a padecer conflictos en el colegio, con la familia y los amigos y al desarrollo de problemas de conducta.
Síntomas que lo delatan
Abandona continuamente su asiento, aunque deba permanecer en su sitio.
Corre en momentos inapropiados.
Tiene dificultad para jugar en silencio.
Con frecuencia habla excesivamente sin parar de moverse.
No logra mantener la atención en labores de larga duración.
No termina lo que empieza o le cuesta mucho hacerlo.
Dice lo que piensa aunque no sea apropiado.
No puede aplazar lo que le resulta gratificante. No espera su turno.
Tiene un mal rendimiento escolar y dificultad para llevarse bien en el colegio.
Le cuesta obedecer y suele tener conflictos con los hermanos.
Su autoestima es baja, dado que tienen la sensación de que no hacen las cosas bien. Pierde con frecuencia los juguetes, los libros o el material escolar necesario para hacer sus actividades.
Tiene problemas para organizar sus tareas.
Evita toda aquella actividad que requiere un esfuerzo mental.
Por qué se produce
Su origen se desconoce, y las investigaciones realizadas hasta ahora sugieren que no es probable encontrar una causa única del trastorno. Se considera que la unión entre factores genéticos, biológicos y ambientales es la que puede desencadenar el síndrome. De hecho, los hijos de padres hiperactivos tienen entre dos y ocho veces más riesgo que la población general de padecer también el problema. Se ha especulado además con la posibilidad de que los problemas en el embarazo (así como el consumo de tabaco, alcohol y drogas) o en el parto puedan aumentar las posibilidades de que el futuro bebé desarrolle hiperactividad, aunque aún no hay datos concluyentes al respecto.
En busca del diagnóstico
Es muy difícil dictaminar la patología en menores de siete años, dado que la impulsividad es algo normal hasta edad. Además, para constatar que un menor es hiperactivo los síntomas deben prolongarse durante más de seis meses en todos los ambientes que el infante frecuenta (colegio, casa y amigos). Un niño con TDAH que no es detectado a tiempo puede tener graves problemas tanto a nivel académico, como en sus relaciones familiares y sociales.
El diagnóstico y tratamiento precoces previenen complicaciones futuras como es el abuso de sustancias tóxicas. Entre un 40% y un 60% de los niños afectados seguirá experimentando síntomas cuando llegue a adulto.
Dado que existe una gran variedad de problemas psiquiátricos cuyos síntomas se asemejan a los del TDAH, el especialista tendrá que descartar la existencia de otros problemas como las secuelas de un traumatismo, problemas de sueño, de visión o audición. Ciertos medicamentos tienen también efectos secundarios que pueden confundirse con las manifestaciones del TDAH, como fenobarbital, así como ciertas drogas (cocaína, alcohol, marihuana, entre otras).
Cómo se trata
Con una combinación de fármacos y terapia conductual. Pese a que buena parte de los pacientes responde al tratamiento hay otros casos en los que los síntomas permanecen hasta la edad adulta. Los expertos suelen aconsejar el uso de terapia conductual para aprender a canalizar la hiperactividad hacia la productividad o convertir su distracción en creatividad. Es aconsejable que los padres también aprendan técnicas para 'corregir' a sus hijos y convivir con ellos sin desesperar.
En 'compañía' de otros trastornos
Es frecuente que el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad aparezca en combinación con otros problemas mentales infantiles. Así, por ejemplo, el TDAH 'acompaña' a los trastornos de la ansiedad en un 25% de los casos. Además, entre un 20% y un 30% de los hiperactivos padecen, también, un trastorno afectivo. Otros, problemas frecuentes son los de conducta, del sueño o los tics. Ayudar a los hiperactivos.
El primer paso para poder ayudar a un hijo afectado es que los padres tomen verdadera conciencia del problema y procuren que sus descendientes sepan qué es exactamente lo que les pasa.
Existen, además, otras 'pequeñas' ayudas que pueden ser de gran utilidad como animarle a que fije objetivos concretos y cortos, enseñarle las consecuencias de sus actos, insistir en que debe organizarse y apuntar las cosas para que no se le olviden.
También hay que apoyarle y animarle para que se quiera como es, además de evitar que se desespere cuando algo no le salga bien.
Apoyo para el colegio
El fracaso escolar es el gran lastre de los niños hiperactivos, por eso es importante buscar un lugar adecuado para que realicen sus estudios, además de dedicar tiempo a organizar las tareas diarias. Es fundamental que falte lo menos posible a clase, así como que estudie sin nada que le distraiga con facilidad (música, televisión, entre otros). El orden en la zona de estudio y tomar apuntes o hacer esquemas para memorizar una lección son herramientas de una gran utilidad.

http://www.elmundo.es/especiales/2009/01/elmundosalud/psiquiatria_infantil/2009/01/05/seccion_06/1231162938.html